En los pagos del soldado,
allá metido en la sierra.
Es costumbre de una yerra
que el tiempo no va a borrar.
Ver paisanos bien plantados.
tendiendo un royo tras otro.
Y en el medio del alboroto
en un sainito y al tranco
el Dr. Ramos Barranco….
Rumbo a esa yerra don toto.
Una cerrazón helada lenta
empieza a levantarse y en el cielo
al despejarse cenicientas pinceladas,
la arboleda esta rodeada
por una densa humareda,
y como rojiza esfera que
va asomando una orilla,
corona el sol la cuchilla
que baña en luz la pradera.
En la verde rinconada donde
va a empezar la yerra hay un balerío
que aterra de la ascienda amontonada.
A una cuadra aproximada hay un
gran fogón prendido, con los tres
fierros metidos que es la marca
de la casa, confundidos con la
brasas de los talas encendidos.
Allí esta como cisnuelo de
la gente comedida, la carreta
desunida con el pértigo en el suelo,
al rodeo sin recelo
entran los enlazadores,
en pingos escarceadores,
que al ver revolear los lazos
se balancean al paso
como pisando entre flores.
Uno se viene sacando,
un pampa negro machazo
viene sentado en el lazo
la lengua afuera y balando.
Los pialadotes formando
dos filas a sus costado
revolean entusiasmados
dando se tiempo y lugar,
siempre el que sabe pialar
es el menos apurado.
Con dos rollos un volcado,
se le cierran las dos manos y a su culero
el paisano la cimbra del lazo a llevado,
se empina el majon pialado
ante el tirón que lo humilla dobla
después la rodilla,
muestra la barriga blanca,
y chicotea con el anca
sobre la verde gramilla.
Brota el humo en nube espesa
sobre del cuadril quemado
no era ma el toro apretado
en su indómita fiereza,
allí se ve con destreza
muy común en nuestros criollos
cuerpear sin capa ni embrollo
a un toro en ágil gambeta
y por sobre las paletas
pialar con toditos los rollos.
Lentos zumbidos de armada
ruidos secos de carona,
triste crujir de llorona balar de reces quemadas,
y la porfía de la perrada con los toros de la sierra,
ruidos de casco en la tierra que repercute el sanjón,
y guitarra y acordeón, al, terminarse la yerra.